Anouk Wipprecht impulsa el límite de lo posible en el mundo de la tecnología aplicada a prendas de vestir y nada se considera imposible.
Ponerse uno de sus vestidos inteligentes infundidos por computadora, que se imprimen en su mayor parte en 3D, es como entrar en una urdimbre de tiempo y espacio donde chocan la ciencia y el arte. El pasado, el presente y el futuro de la moda se entrelazan con la interacción humano-máquina, algo que solo puede explicarse si se analiza en profundidad el alma de Wipprecht junto a los científicos pioneros que influyen en ella.